Hoy vi "esa" foto por casualidad.
Yo no aparecía en cuadro, pero recordaba a la perfección el día en que fue tomada.
Estaba en el séptimo semestre de la carrera. Era la clase de las siete.
Esa tarde que oscurecía rápido un profesor nos saco del aula para realizar actividades al aire libre. No éramos lo que se dice un grupo unido, pero en ese momento algo me hizo sentir que estábamos sincronizando un mismo sentimiento.
"F" agitaba su cabello con ferocidad, sus mechones negros cortaban el aire. "P" reía descontroladamente, como la fresca agua de un rio claro que se desborda. "L", a pesar de que no le fascinaba la idea de involucrarse con los demás compañeros, se le veía divertida.
El olor a pasto y la brisa nocturna se impregnó en mis pulmones, como el polvillo de un hada adormecida.
Todos reíamos. Todos, sin excepción, éramos una única masa feliz.
Quien diría que ese sería uno de los últimos días en que todos estaríamos riendo de la mano. Nunca pensamos que una Pandemia nos separaría y que muchas cosas lúgubres y desagradables ocurrirían.
Yo tampoco pude imaginar los sucesos que acontecerían. La degradación del espíritu, la desconcentración del propósito, la aparente inocuidad de un mensaje.
De todos modos hoy miro la foto y pienso en lo afortunado que fui de estar ahí.
Agradezco tanto haber podido vivir ese momento que jamás volvió a repetirse.
UTOX
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